03 diciembre 2020

Comentario a un texto que no se facilita. Por El Gran Zuavo.

¿Dónde exiliarse?¿A Syldavia o a Los Dópicos, capital de la república de San Theodoros? Lo que más me gusta de Syldavia es su rey, trasunto posible de nuestro Alfonso XIII de finos bigotes y vistosos uniformes. Está muy bien desahogarse, es muy necesario, coincido plenamente con usted en que sin duda es mejor hacerlo escribiendo que pagando una consulta. Ruego por esa misma razón, el desahogo, su indulgencia para lo que sigue.

Con el paso del tiempo y de las lecturas cada vez creo menos en eso de la tercera España que me parece una ocurrencia simpática, pero que no pasa de ahí. La sensación que yo tengo es simplemente que en España la historia se repite, esta vez en un contexto internacional de hundimiento general de la vieja civilización europea. Los efectos de la descristianización general empiezan a percibirse por todos lados.

Y en cuanto a España, pues el sistema del 78, con muchos defectos, iba funcionando, pero estaba muy claro que necesitaba muchas correcciones para enderezar un rumbo desde hace años orientado hacia el abismo: Partidocracia corrupta, falta de representatividad política, reinos de taifas autonómicos, ley electoral nefasta, predominio de minorías separatistas, importancia determinante del terrorismo en la vida política nunca resuelta, anomia galopante, persecución del español, empobrecimiento de la clase media, peso excesivo del sector público con deuda y déficit galopantes a la manera argentina, falta de pluralidad de los medios de comunicación, envejecimiento de la población, progresivo deterioro del tejido social, destrucción de familias, aborto, paro estructural, eutanasia a la vista, etc.

El régimen del 78 sin duda vino acompañado de prosperidad, pero llevaba dentro muchos males y el balance es preocupante. Porque no hemos llegado a la situación de hoy por casualidad, ni de repente. Esto lleva gestándose años, mientras todo el mundo ponía parches calientes a las barbaridades que íbamos viendo (desde los crímenes de la ETA a la persecución del español en España).

En lugar de la reforma que nunca se atrevió a llevar a cabo el PP, con dos inmensas mayorías absolutas que para eso se le dieron, el 11-M nos trajo a Zapatero y Zapatero trajo consigo la izquierda de 1934. Es así de triste, la misma. Y no cabe la excusa de que la trajo para responder a una persecución fascista o a la opresión de la derechona. No había tal. Fue como durante la II República. Para la izquierda, la II República debía ser de izquierdas o no ser. Ganó la derecha en el 33. Contra ese triunfo se organizó el golpe del 34 en toda España, aunque fuera más virulento en Asturias. Y ahora, nuevamente estamos en lo mismo, con los mismos actores: izquierda radicalizada, socialistas, comunistas y separatismos totalitarios de todo pelo con el brazo político de ETA a la cabeza, todos ellos a la caza de España y de nuestra convivencia. Es así de triste.

Uno de los fallos más graves del sistema del 78 fue sin duda inspirarse en la II República y propiciar la ausencia de una verdadera derecha. El PP no lo ha sido nunca, sólo ha sido el partido turnista de un reparto oligárquico del poder, a la manera del siglo XIX. Cargado de complejos fue además cediendo todo el terreno cultural a nuestra paupérrima izquierda, hasta el punto de que verdades obvias (como por ejemplo la carga de asesinato en masas del comunismo) no se pueden decir hoy en voz alta sin verse abrumado por el oprobio oficial. El famoso páramo cultural empieza a parecer más propio de esta etapa que de aquellos cuarenta años tan vilipendiados.

Lo de acudir al liberalismo -palabra polisémica donde las haya- yo lo entiendo por su parte como un reflejo para buscar refugio ante el panorama que tenemos encima, ¡bajo algún techo habrá que cobijarse! Sin embargo, liberalismo y libertad no son exactamente lo mismo. El liberalismo no deja de ser una ideología, con todo lo que ello implica de interpretación sesgada y limitada de la realidad, con un concepto del hombre basado en la libertad negativa que hace de nosotros mismos el centro y medida de todas las cosas. Mientras hubo una sociedad tradicional, heredera del cristianismo, que logró mantenerse en pie, el liberalismo pudo implantarse, sujeto y acotado por creencias que no habían desaparecido del todo, y que daban lugar a sociedades que no habían perdido ni estructuras, ni sentido común. Se da la paradoja de que el liberalismo ha podido implantarse en Europa al amparo de un mundo tradicional al que ha ido lentamente destruyendo.

Hemos llegado al punto en que, al nacer, el españolito de hoy pronto pasará unos años mirándose el ombligo para dilucidar si es hombre o mujer, porque ni eso tendrá ya claro. No vayamos entonces a pedirle que luche por un premio Nobel o por su patria.

05 noviembre 2020

El enemigo invisible.

La condición de varón católico, de facha clásica y aires involuntarios de persona educada, frecuentemente causa rechazo en la mujer de condición más humilde pero que, siendo inteligente, pisa fuerte y acepta mal una presencia cuya sola existencia es un desmentido a todo su buenismo y autosuficiencia progres, a todas sus seguridades modernas. Si pudiera, arengaría a las masas para moler a palos a ese personaje que la descoloca. Atacaría con una gran tijera capadora, para acabar paseando con la cabeza de ese enemigo imaginario puesta sobre una pica.

El Gran Zuavo lo firma,

 un día lluvioso de noviembre del 2020.


29 octubre 2020

TIRANIA SOBRE FONDO DE APARIENCIA DEMOCRATICA

El congreso ha aprobado hoy la solicitud de "estado de alarma" de seis meses solicitada por el PSOE a instancias del gobierno Sánchez.

El PSOE ha obtenido una mayoría de 194 votos a favor  (PSOE, Podemos, PNV y resto de los socios de la investidura, uniéndose CS y PRC), se han abstenido PP, Navarra Suma y Bildu y han votado en contra Vox y Foro Asturias.

La conveniencia y oportunidad de este denominado "estado de alarma" es sumamente cuestionable desde diversos puntos de vista pero no es el asunto esencial al que quiero referirme en estas líneas ya que, a mi juicio, lo verdaderamente grave y escandaloso de todo este proceso es la facilidad pasmosa con la que el gobierno Sánchez está siendo capaz de imponer sus medidas tiránicas ante la indiferencia ciudadana y la colaboración de los teóricos representantes del pueblo salvo la honrosa excepción de Vox y en este último caso de Foro Asturias.

Otorgar a un ejecutivo un poder como el derivado del estado de alarma por un periodo de seis meses sin ninguna garantía verdadera de que vaya a someterse al control parlamentario es mucho más que una descabellada concesión. 

Desde su alumbramiento, el gobierno Sánchez ha dejado bien clara su tendencia a derivar hacia una tiranía travestida de acción popular, todo por el pueblo y para el pueblo, pero todo lo que yo considere, ordene y mande en función de mis prioridades ideológicas y tácticas.

El gobierno Sánchez está actuando por voluntad de poder. Es una acción dominada por la voluntad de mandar, siempre y a costa de quien o lo que sea. No hay límites. La ley es un límite teórico pero se buscan formas de sortearla o aplicarla torcidamente. El teórico control parlamentario no existe ya que sus pactos con unos y las debilidades de otros les permiten pasar por bueno lo que en cualquier circunstancia normal resultaría inasumible. El poder judicial es menos poder que nunca y los medios de comunicación largo tiempo atrás fueron reclutados para la causa radical y en su inmensa mayoría no hacen sino jalear y aplaudir este obsceno espectáculo de ejercicio de poder.

Con pandemia o sin ella tener a una nación sometida durante seis meses al solo arbitrio de la voluntad del gobernante equivale a una tiranía maquillada por la legitimidad parlamentaria. Consigo los apoyos ergo hago lo que me parece oportuno sin el menor atisbo de sonrojo. 

El pueblo sumido en la desesperanza, la incertidumbre y el dolor ha quedado a merced de un aparato de partidos enrocados en la voluntad de mandar y preservar sus infinitos privilegios. La herramienta ha sido el equilibrio entre el ejecutivo y las  familias políticas que controlan las comunidades autónomas que quedan como responsables de cualquier problema a cambio de poder, ellas también, ejercer su pequeña -o grande- parcela de poder.

No hay reacción. Por ley no puede haberla ya que nadie puede moverse de su pueblo, ni tan siquiera reunirse para clamar, reclamar o airear su descontento.

Acechados por el miedo cerval al virus mortífero y sumidos en el estupor de su encierro, millones de españoles asisten atónitos al advenimiento real de una tiranía que se venía gestando frente a sus ojos sin mayor oposición que la de algunos grupos acallados por el incesante ruido de las terminales engrasadas y controladas por el poder.

Muchas opiniones sostienen que la pandemia está siendo terreno fértil para ensayos de control de masas. Podemos aseverar que en el caso español el ensayo está siendo un éxito y la escasa reacción popular está dando alas a los sanadores de almas y aprendices de brujo para ensayar nuevas formas de sometimiento que permitan ir moldeando la sociedad en función de sus prioridades y deseos.

La pandemia es la gran excusa pero no es la causa esencial que explica las medidas de control. La preferencia por soluciones que recortan las libertades públicas no se deriva de la ausencia de alternativas sino que es expresión evidente de las tendencias que definen el espíritu totalitario de quienes ostentan el poder.

En la medida en que la opinión pública no despierte y se de cuenta del juego en el que están siendo empleados como marionetas y paganos, los detentadores del poder continuarán ejerciéndolo. Ellos si tienen una voluntad clara de mandar y la intención de hacer lo necesario para tratar de imponer su criterio hasta acomodar la realidad a sus esquemas utópicos. 

Dado que la utopía nunca pueda imponerse a la realidad ordenada por la naturaleza de las cosas, se producirán aún mayores distorsiones y sufrimientos. La agraz cosecha no servirá para alimentar ni el cuerpo ni el espíritu de una nación vencida y una sociedad sometida que será la deudora de los efectos nocivos que los tiranos utópicos generen con sus políticas de iluminados.

Como bien dejó escrito Rudolf von Jhering, "tanto el derecho de un pueblo como el de un individuo depende de que estemos dispuestos a defenderlo."

Cuanto más tarde la gente en despertar de su estupor y liberarse de las garras de lo cotidiano más difícil resultara levantarse frente a la tiranía que nos está siendo impuesta y mayor daño se producirá al entramado social que se proyecta en la Historia bajo el otrora glorioso nombre de España.

Sanglier.
29/10/20. 

El odio y Galapagar.

Inauguremos esta bitácora destinada al desahogo político y social odiando un poco: nosotros no llamamos marqueses de Galapagar a los marqueses de Galapagar porque nos parece que, pese a como están los tiempos, los títulos nobiliarios siguen siendo algo importante y digno, recuerdo de tiempos pasados, que deben conocerse y en una mayoría de casos respetarse. Asociar un título nobiliario con la parejita de Galapagar es ensuciar aquello que merece seguir limpio, conectar dos mundos que nada tienen que ver entre sí, nada. En definitiva, llamar marqueses de Galapagar a los marqueses de Galapagar no es más que una atrocidad que debe evitarse.

Así lo proclama, El Gran Zuavo, odiador. 

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